
El verano es la estación favorita para muchos moteros. Los días largos, las carreteras secas y las vacaciones invitan a salir a rodar y descubrir nuevas rutas. Pero el calor, el polvo y el uso más intensivo de la moto también suponen un reto para su mecánica.
Una moto bien mantenida no solo rinde mejor: es más segura, más cómoda y más duradera. Aquí van algunos puntos esenciales que deberías revisar para tener tu moto a punto este verano:
1. Motor y refrigeración: preparados para el calor
Las altas temperaturas del verano en España —sobre todo en zonas del sur, interior y costa mediterránea— obligan al motor a trabajar en condiciones más exigentes.
Sistema de refrigeración: Si tu moto es refrigerada por líquido, asegúrate de que el nivel de refrigerante esté correcto y que no haya fugas. Sustituye el líquido si lleva más de dos años sin cambiarse.
Aceite del motor: Con el calor, el aceite pierde viscosidad y eficacia. Comprueba el nivel con la moto en frío y fíjate en el color y la textura. Si se ve muy oscuro o lleva muchos kilómetros, cámbialo sin esperar al próximo mantenimiento.
2. Neumáticos: presión y desgaste bajo control
En verano, el asfalto puede superar los 50 °C en zonas como Castilla-La Mancha o Extremadura. Esta temperatura afecta directamente a los neumáticos.
Presión adecuada: La presión aumenta con el calor, por lo que siempre debe comprobarse con los neumáticos fríos. Ajusta según el manual, y si llevas pasajero o equipaje extra, aumenta la presión según lo recomendado.
Estado del neumático: Inspecciona el dibujo, busca grietas o zonas planas. En condiciones de calor extremo, el caucho se degrada más rápido, especialmente en rutas largas.
3. Batería y sistema eléctrico
El calor también puede reducir la vida útil de la batería, sobre todo si se deja expuesta al sol durante horas.
Inspección visual: Revisa que los bornes estén limpios y sin signos de corrosión. Si la moto arranca con dificultad o tiene más de dos años sin cambiar batería, conviene hacerle una prueba de carga.
Motos de uso ocasional: Si no se usa la moto a diario, se recomienda utilizar un cargador-mantenedor para evitar descargas profundas.
4. Limpieza y protección exterior
El sol, el polvo y los insectos pueden afectar al estado exterior de la moto, especialmente durante rutas largas o viajes.
Protección de pintura y plásticos: Aplicar ceras protectoras o productos específicos ayuda a prevenir la decoloración por rayos UV.
Asientos y mandos: El vinilo y la goma se deterioran con el calor. Mantenerlos hidratados con productos adecuados prolonga su vida útil y mejora el tacto.
5. Suspensiones, frenos y equipaje
El verano es temporada de viajes en pareja o con carga adicional, lo que supone un esfuerzo extra para la parte ciclo de la moto.
Suspensión: Ajusta la precarga del amortiguador si vas con pasajero o llevas alforjas. Esto mejora la estabilidad y evita rebotes incómodos.
Sistema de frenos: Revisa el grosor de las pastillas y el estado del líquido. El calor puede afectar al rendimiento, sobre todo en bajadas prolongadas.
Distribución del peso: No sobrecargues las maletas y asegúralas correctamente. Un reparto desequilibrado puede afectar al comportamiento en curva y frenada.
Bonus: rodar con cabeza
Evita las horas centrales del día: Conducir entre las 13:00 y las 17:00 en pleno verano puede ser peligroso por el calor extremo. Madrugar o rodar al atardecer es más seguro y agradable.
Pausas e hidratación: Hacer paradas cada 90-120 minutos y beber agua regularmente mejora la concentración y previene golpes de calor.
Cuidar estos aspectos es clave para disfrutar del verano sobre dos ruedas sin contratiempos. Una moto que funciona bien es más que una máquina: es tu compañera de ruta. Dale el mantenimiento que merece y solo tendrás que preocuparte de elegir la siguiente carretera.